Este es mi olivo,
el que plantaron mis ancestros,
el que alimentó a mis abuelos
en las bodas de Canaán,
el olivo bajo el que Europa
abrazó el primer sueño
de hermandad entre pueblos,
de orilla a orilla,
una rama de olivo.
Esta es mi agua,
agua de fósforo y casquillos de bala
para contaminar la sed de mis hijos,
mientras se siguen
cultivando frutos
en las fértiles cuencas del Jordán,
el que fuera mi valle, el de mis ancestros.
Este es mi mar,
cuna y crisol de civilizaciones,
matriz del alfabeto,
poesía de la palabra,
navegantes fenicios
en un mundo griego.
Esta es mi costa
y estos son mis peces,
seis millas mar adentro
para saciar el hambre,
seis horas de tregua
a cambio de cuatro vidas,
cuatro niños
que jugaban en la playa.
Esta es nuestra guerra,
de orilla a orilla,
de dios en dios,
robando el futuro
de nuestros hijos,
saqueando su inocencia,
empañando su primera mirada,
la única que tienen
para descubrir el
mundo.
Hoy alzo una rama de olivo
y hago un mástil con ella
para surcar los mares.
Hoy alzo una rama de olivo
y hago un arado con
ella
para sembrar las tierras.
Embarcamos el futuro,
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